El 9 de octubre del año 312 d.C., Constantino se preparaba para una batalla decisiva en el Puente Milvio. Sabía que sus tropas eran muy inferiores en número frente al ejército de Majencio. Mientras Majencio contaba con más de 100,000 hombres, Constantino se enfrentaba a la realidad de que solo usando la estrategia ante la adversidad podría obtener la victoria.
En lugar de enfocarse en lo que le faltaba, Constantino no se dejó dominar por la situación y empleó la astucia como su mejor arma. Atacó al amanecer, sorprendiendo a su enemigo, y destruyó el puente para cortar las rutas de escape. Forzó a sus adversarios a luchar en terreno estrecho, donde su superioridad numérica no les ofrecía ventaja.
Recuerda hoy que, ante cualquier desafío, no es la fuerza ni el número lo que define la victoria. Una planificación cuidadosa y audaz puede superar cualquier desventaja.
¡Que tengas un buen día! Bene diem habeas!