Hoy recordamos la proclamación de Rómulo Augústulo como emperador de Roma en el año 475 d.C., convirtiéndose en el último emperador del Imperio Romano de Occidente. Las causas de esta caída eran complejas: las invasiones bárbaras, la crisis económica, la corrupción política y la debilidad militar hicieron a Roma cada vez más vulnerable. Los visigodos, los hunos y los vándalos invadieron el territorio romano, debilitando sus defensas. El poder de los emperadores era simbólico, y la autoridad real estaba fragmentada. Un año después de su proclamación, Rómulo fue depuesto, sellando el colapso del imperio occidental.
Este día nos recuerda que incluso los grandes imperios enfrentan su ocaso. Pero en cada caída, hay lecciones sobre la fragilidad del poder y la importancia de saber adaptarse.
Recuerda hoy que incluso los imperios más fuertes pueden caer si no se adaptan a los cambios y desafíos.
¡Que tengas un buen día! Bene diem habeas!