El 19 de octubre del año 79 d.C., se encontraba en plena época de festivales. En ella los romanos se reunían para disfrutar de grandes banquetes. Éstos no solo eran comidas, sino eventos sociales clave. Los banquetes romanos podían incluir desde pequeñas reuniones íntimas hasta grandes celebraciones con más de 100 invitados. Éstos se celebraban en las villas de los más ricos.
Se servían frutas, carnes exóticas como faisanes o pavos reales, pescados y vinos, mientras los comensales se reclinaban en triclinios (sofás especiales). Entre los platos, los romanos intercambiaban ideas, cerraban acuerdos y se reforzaban los lazos sociales. Pero el verdadero valor de estos eventos no estaba solo en lo que se comía, sino en las conexiones que se creaban. ¿Cuánto tiempo dedicas a disfrutar de la vida? ¿Sabes parar para conectar con quienes te rodean?
Los grandes banquetes romanos del general Lúculo:
Uno de los banquetes romanos más famosos fue el organizado por Lucio Licinio Lúculo, un general romano conocido por sus extravagancias. Lúculo era famoso por celebrar banquetes opulentos en cualquier ocasión, a veces solo para él mismo. Uno de sus banquetes más legendarios fue el Banquete del Apolo, donde cada invitado disfrutaba de platos de faisán, langostas y vinos exóticos. Lúculo era tan conocido por sus banquetes que la palabra «luculento» deriva de su nombre. Se utiliza para referirse a algo fastuoso o abundante. Estos eventos reflejaban el exceso y el lujo de la aristocracia romana.
El disfrute y la celebración eran una parte esencial de la vida romana, y nos enseñan una lección importante: la vida no se trata solo de trabajar y luchar, también hay que saber disfrutar de los momentos de abundancia y compartir con los demás.
Recuerda hoy que disfrutar de lo que has logrado y compartir esos momentos es esencial para tu bienestar.
¡Que tengas un buen día! Bene diem habeas!